lunes, 22 de octubre de 2018

EL BAR DE MÓRTIMER LXII







2006-09-17 12:49:43
Rodrigo escucha atentamente, se pone de pie y se aproxima a Candida. Toma su mano en la suya, es delicada y tersa. “Puedes confiar en mi, Candida, yo no creo en el destino pero por algo nos conocimos. Aquí voy a estar siempre y nunca me voy a separar de ti por que yo…” silencio, el joven quiere tomar fuerzas y decirle lo que siente, un mar de recuerdos le acosan, calla y le sonríe “por que yo conozco perfectamente por lo que estas pasando, he luchado contra todos esos demonios desde que tengo uso de razón”

Rodrigo toma asiento al lado de Candida.

“Deberías de tomar esas pastillas y el jarabe, he escuchado y leído cosas extraordinarias sobre el doctor Trevelan, dicen que le salvo la vida a una chica que estaba a punto de morir aquí en el hotel, me contaron por ahí que los ingredientes de sus medicinas no son de el plano material, tienen propiedades casi mágicas.”

El muchacho mira fijamente a la chica de ojos tristes, esta mas cerca que nunca de ella y continua “a veces quisiera dormir para siempre, pero el sueño no es uno de mis privilegios, llevo varias noches sin dormir. Mi vida esta marcada por la tristeza y la eterna amargura, por donde voy me siguen mis demonios y mis recuerdos, a mi también me recetaron prozac y luego zoloft, ningún psiquiatra sabe que es lo que me sucede, algunos dicen que sufro de depresión, otros dicen que sufro de esquizofrenia, que se yo... desde pequeño he sido antisocial y poco amigable, desde pequeño he tenido que luchar contra la vida misma cantando en bares y durmiendo en tapias, viajo de ciudad en ciudad sin encontrar un hogar fijo, un lugar donde me pueda quedar…”

Rodrigo mira al piso

“¿Acaso es la vida que quisieras tener, Candida? ¿Una vida donde lo que es tuyo es tan poco que fácilmente cabe en la palma de tu mano?”

El joven sigue con la mirada clavada en el piso, nunca habla de su presente, de su pasado, pero siente una enorme confianza en la chica de cabellos dorados.

“Yo también conocí el amor en alguna etapa de mi breve existencia, y una noche… (silencio) el amor murió en mis brazos, Candida, supurando espuma y asfixiándose lentamente, desangrándose hasta quedar frío e inmóvil, yo la quise salvar pero era demasiado tarde y esa noche también se me murió el corazón…”

Unas tibias lágrimas caen de los ojos de Rodrigo, que sigue con la cabeza agachada.

“Pero te conocí a ti…”


2006-09-18 08:15:10


La joven le pide al muchacho que por favor llame al Dr. Trevelan. No se encuentra muy bien últimamente. Es demasiado testaruda para reconocerlo ante nadie. Siente escalofríos por la fiebre, el gelocatil no logra bajarle la fiebre a pesar los cuidados de Rodrigo. Tiene una fiebre altísima. Hay momentos que delira.

“No, no te abandonaré estaré contigo siempre, a tu lado. Viajaré contigo, estaré contigo, juntos siempre.” “No me importa siempre te rodees con las mujeres más bellas, te estaré esperando cuando termines en los ruedos. Comprende que no puedo asistir a ninguna corrida taurina, no es la fiesta lo que me gusta. Eres tú con quién quiero estar… eres tu” “Te espero aquí en casa de mis padres”…”Pasó un día y otro” “Nada. Ninguna respuesta, ninguna carta, ningún señal de vida”. En los noticiarios se enteró que el diestro se casaba con una burguesa del principado de Montecarlo. “El dinero, tenía que ser el maldito dinero”

Camila se intentó suicidar por el torero. Los noticiarios ocultaron ese dato por ser familia lejana del presidente de la nación. Sólo los más allegados sabían del dolor de la chiquilla, de sus noches en vela, de sus delirios por ese hombre infame que se llevó su flor más preciada. Jamás volvió a estar con ningún otro, se volvió hierro, que nadie se acercara a ella. Entre los hombres y ella puso un muro de piedra.

A sus quince años recién cumplidos, Camila se propuso darle un giro a su vida, sacar partido de su espléndido cuerpo y su diáfana voz. Siempre le dijeron en el coro de su Parroquia que era una voz privilegiada. Estudió solfeo, canto, baile, se preparó a conciencia, y a sus diecinueve años sacó su primer CD. Era el líder del grupo “Bohemios”. Componía, era la vocal del grupo. La llamaban la nueva “Pau Rubio” cosa que la enervaba, no tenía nada que ver con la star.

Su primer trabajo discográfico no era de su estilo ni agrado. Así funcionan las casas discográficas.

Llamaron a la puerta. El doctor Trevelan pasó a ver a la paciente.

2006-09-18 08:25:01


Santi apura el último trago de su whisky Jack Daniels. No quita ojo de lo que acontece a su alrededor. La sangre le hierve de celos, ese tío de negro se la ha llevado. A su ángel. Es divina. Piel de nácar, cara de ensueño, ojos de azul intenso, y melena rubia al viento. Y ese pedazo de cuerpo ¡qué haría yo con ese cuerpo! Esa buenaza la tía, si ella quisiera le haría ver las estrellas y la luna. ¡Vaya pedazo de mujer! De aquí no es, seguro. Las mujeres de aquí no tienen esas curvas prominentes, esos labios carnosos, ese andar de gacela.

Creo que la bebida me sentó algo mal. Estoy celoso de todo aquel que la mira. Si ella no es nada mío, sólo fuí a su concierto por casualidad y me sentí partido por un rallo.

A parir de entonces ella es la dueña de mis sueños, de mis desvaríos, de mis anhelos, deseos, mis fantasías más disparatadas, de mis sueños eróticos.

Me gustaría tenerla aquí, a mi lado. Esa chorba no se me escapaba. A mi. Al Santi, de pelo en pecho. Sabría lo que es un hombre de verdad.

No podía dormir de la calentura que tenía encima, tuve que volver a bajar al bar y embriagar las penas con alcohol. Llorar mis penas. ¡Maldición! Ahí está mi tía Angustias tonteando con el señor Mortimer. Sera vieja chocha. Si tiene más años que Matusalén. jajajaj.

Los clientes se vuelven y no dejan de mirar a ese joven tan maleducado y que huele como a establo.



2006-09-19 17:57:53
Alexander, después de visitar a Candida, se dirige a bar de Mortimer para tomarse un trago, mira a su alrededor y distingue a Santi, sonríe para si mismo. Con una copa de vino en la mano se aproxima al joven.

“Te molesta si me siento aquí, siempre es agradable tomarse un trago con personajes peculiares.”

Santi no le pone mucha atención, Alexander se sienta.

“Se sobre tus deseos carnales, Santi, se que quieres revolcarte con Candida pero sientes que el joven flaco va mas adelantado que tu…”

Esta vez el muchacho se sorprende, además de saber su nombre, el extraño frente a el conoce sobre sus pasiones, sus deseos carnales de tomar ese precioso y perfecto cuerpo/

“¿Quien eres? ¿Quién te dijo eso?” pregunta el sorprendido muchacho, Alexander le da un trago a su copa de vino “Sabes, ya no hacen el vino como deberían, hay demasiados químicos en este trago…”

Santi interrumpe “no has contestado mis preguntas”

El joven doctor sonríe tranquilamente “no necesitamos alterarnos, muchacho, tengo mis fuentes. Yo puedo hacer que Candida sea tuya y de nadie mas, que va, puedo darte lo que tu desees, incluso desaparecer al flaco de su vida para que no sea un obstáculo, si tienes interés búscame, esta es mi tarjeta, mi nombre es Alexander.”

El doctor se pone de pie y sale del bar, un extraño olor a azufre y geranios parece percibirse a su paso…



2006-09-20 05:25:54
Zoilo entra disparado al bar del Mortimer, y sin apenas dirigirse a su propio hijo, Santi. Hablando rápidamente, casi sin que nadie le entieda le espeta al joven doctor.

"Deprisa, deprisa doctor Trevelan" Mi hermana la srta. Rosita (Angustias para los íntimos) se ha desmayado encima de su cama. No hay forma de hacerla entrar en razón.

Malhumorado el galeno se encamina a la habitación de la susodicha. Sus tratos con el joven Santi tendrán que ser para luego.

2006-09-20 05:45:43
Debido al alcohol ingerido en el Bar de Mortimer, la tía Angustias se confunde de habitación.

Encuentra postrada en la habitación a una muchacha de aspecto angelical, hablando sola. Es extraño que la hayan dejado en su estado a su suerte. Se sienta al pie de la cama.

Observa que está delirando, que habla entresueños. La pone paños fríos con unas toallas del aseo, la toma la temperatura. Ciertamente, es alta. Procurará bajarla con paños frios.

Impresiona su aspecto, desgreñado el cabello, pegado a la cara, el camison arrebujado, su frágil cuerpo cubierto de sudor. Los temblores. Tiene que venir un médico, rápidamente telefonea al responsable del hotel, quién le dice que el la doctora Felicity, que está de guardia está de camino.

Sólo queda esperar, se dice para sí la buena de doña Rosita, o Angustias como todos la llaman cariñosamente en familia.


2006-09-20 18:48:19
Alexander se dirige rumbo al cuarto de la Señorita Rosa, toca tres veces a la puerta y no hay contestación, llama al botones el cual abre la puerta. El cuarto esta vacío, tal y como pensaba, Alexander puede pecar de buen mozo pero no de tonto, conoce los pensamientos de los habitantes del hotel y sabe como manipularlos. Se asoma por la terraza y siente el aire tibio jugueteando con su larga cabellera negra. En el jardín, el joven depresivo mira como ido sus pies, “Ah, otro cliente” piensa y sale rumbo al lugar.


 2006-09-21 14:37:52 
ALVARITO REAPARECE ALEGANDO QUE SU AUSENCIA SE DEBIÓ A UN AGUJERO DIMENSIONAL

Alvarito se presenta en el bar de Mórtimer con sus patines y justifica ante su jefe, Mórtimer, su larga ausencia.

-Verá, jefe. Ese maldito profesor ha convertido el Hotel en un queso de gruyere. Sin comerlo ni beberlo me vi absorbido o abducido por un agujero dimensional y he viajado en el tiempo de acá para allá. Mis aventuras las contaré en un libro que espero sea best-seller y me permita jubilarme.

Debo anunciarle que por el camino, en otros universos paralelos, me encontré con mis clones, igualitos en lo físico, pero menos simpáticos. Para evitar que le tomen el pelo y nos confunda, deberíamos establecer una contraseña para nuestro uso privado... Cuando haya dudas le diré: jefe, soy Alvarito, la madre del cordero. Entonces sabrá que soy el auténtico.

En cuanto a Pestolazzi tuvo peor suerte que yo. Fue abducido por un agujero dimensional cuando estaba en el retrete. El agujero se abrió justo bajo su trasero, con perdón, y ha estado viajando en el tiempo y en el espacio, de retrete en retrete y de cloaca en cloaca. Ha quedado tan traumatizado que se repone en su habitación. He mandado llamar al doctor Sun, pero me temo que no será de gran ayuda.

Le he dejado una nota para que venga a hablarle del casino, ese proyecto del que creo eran socios.

Veo nuevos huéspedes y espero atenderles en un santiamén. Con su permiso ordenaré a mis clones que se conviertan en mis serviles esclavos. Aunque mucho me temo que son tan rebeldes como "moi".

Verá lo que quiere hacer. Yo estoy dispuesto a todo, aunque el Hotel parece abandonado. Casi todos los huéspedes se han colado por algún agujero dimensional. Mientras se lo piensa puede servirme algo fuerte. A ver si me repongo del susto .





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