jueves, 30 de junio de 2022

TEATRO MÁGICO IV

 


2006-02-20 00:06:16

HOY - EN TEATRO MAGICO - HOY
"LUCIA DE LAMERMOOR"

ELENCO

SLIKTIC
RADAMANTE
JUANA LA LOCA
EL PROFETA MILAREPA
LA HERMANA USULINA
DON SATA
ACTO I
Radamante-303


2006-03-08 14:24:35

Brunelli crítico de ópera

Pocos son los amantes de la ópera y en el Teatro Mágico además de melómano hay que estar loco. Solo Brunelli y pocos más (el autor, Sr. Radamante es uno de ellos) reunen estas condiciones.

Brunelli ha escogido un palco de primerísima fila para el estreno mundial de varias óperas, que el famoso autor y exquisito dandy, Sr. Radamante, tiene a bien ofrecer en el Teatro Mágico.

Debo decir que el elenco de intérpretes es inigualable aunque Brunelli tendrá sus críticas y reparos para cada uno de ellos. De hecho ni El Metropólitan Opera House, ni la Scala de Milán, Ni el teatro Colón de Buenos Aires, ni el Liceo de Barcelona, podrian reunir a intérpretes de esta altura en una sóla ópera. No digamos en dos o en tres o en más. Que la temporada está empezando.

No es que Brunelli haya realizado estudios, como el Sr. Radamante, pero su afición al bel cantismo, al wagnerismo, a todo tipo de música, como buen melómano que es (lo mamó a los pechos de la sua Mamma) le califican para dar un veredicto minimamente autorizado.

En cuanto al primer estreno: Milarepa.

-Estimados radioyentes (Brunelli está transmitiendo para una emisión en cadena de todas las radios mundiales dedicadas a la música clásica) de un momento a otro va a comenzar la ópera del Sr. Radamante, Milarepa. Estreno mundial...

Brunelli sigue y sigue con la introducción hasta que el director, Sr. Radamante, se sube al podium y da con la batuta en el atril, reclamando silencio. Brunelli oye en recogido silencio. Al finalizar hace una crítica para los radioyentes.

-El coro inicial es realmente conmovedor "Id, LOCOS DEL TEATRO MAGICO, a las
colinas
id y espiad en los cielos"

La música serialista acompaña de fondo. Un barullo infernal en el que destacan las voces de los bajos y luego la de los tenores y finalmente entran las mezzos y las sopranos con la palabra cielos. Realmente fantástico.

Brunelli sigue haciendo su crítica, pero nosotros nos tenemos que despedir por hoy. Mañana volveremos a conectar en directo (en realidad la emisión está grabada, pero ustedes no lo saben).

ID Y ESPIAD EN LOS CIELOS

Canta Brunelli por lo bajini mientras se toma un refrigerio aportado por Alvarito. Hasta mañana que se reanudará la transmisión Brunelli puede darse un respiro como crítico operístico.
Olegario Brunelli, humorista -


2006-03-11 09:34:58

Brunelli invita a los locos del Teatro mágico al carnaval

Brunelli, con tanto ajetreo por el hotel, se ha visto obligado a repostar en el bar de Mórtimer, para animarse y suavizar la garganta. Como consecuencia de haberse tomado unos cuantos cócteles don Sata, ya ni puede cantar, ve muy mal y se tambalea muy bien. Por eso Alvarito que ha grabado su voz en el Mp3 pone la canción, mientras Brunelli farfulla y no deja de tambalearse.

-Seeeeñooooreeees loooocoooos del Teatro Mágico, quedan ustedes invitados al caaaarnavaaaal, formen parte de la compaaaarsa, pero antes tómense una copiiitaaaa en Mórtimer's bar.

Alvarito sujeta a Brunelli para que no se caiga y le ayuda a visitar Cacho's, el único espacio del hotel que aún no ha visitado.
Alvarito Pina, botones-107


 

2006-04-06 20:24:37
RADAMANTE Y JEAN PIERRE LACOITURE RELATA SU BITACORA, A BORDO DEL "MILLENIUM"
BITACORA DE VIAJE
A BORDO DEL CELEBRITY CRUISES "MILLENIUM"
5 AL 20 DE MARZO 2006

Nos embarcamos desde Buenos Aires, el Domingo 5 Marzo.
La noche anterior la pasamos con Gustavo, Juanito y otro amigo de ellos en Jorge L. que iba con nosotros. Fue una cena en el INSIDE en Buenos Aires. Que ciudad tan maravillosa: hay de todos para todos. Se nos juntaron a la mesa unos gringos americanos "Jefe de Investigaciones" de la ciudad de San Francisco….
El show estuvo fabuloso como siempre: con strippers y vedettos de primera clase.
Los dueños (anfitriones) reciben a los concurrentes llenos de besos abrazos que te dejan con todas las ganas, pues son dos tipos bellos y hermosos como se los quisiese Aquiles.
Terminada la voluptuosa "farra", rudos y veloces regresamos al hotel por Corrientes.
Al día siguiente, cargados de bártulos y maletas nos dirigimos al puerto de embarque:
Basin 3: Llenos de turistas de todas partes del mundo. 10 anfitrionas llenando las fichas de embarque, tarjeta de crédito, visas, equipaje.
Al cabo de una hora estábamos en nuestra habitación: las maletas por llegar.
Como llevábamos traje de baño en la mochila de mano, nos fuimos al 11avo. Piso a la piscina del SPA. Agua de mar caliente, con todos los jugos, y canapés que uno quisiera.
Nuestro amigo, medio desesperado, pues había elegido cabina interior, que parecía mausoleo, aunque con las mismas comodines - pero sin vista nada más que al propio ombligo-
Nosotros, con terraza con vista al mar, refrigerador lleno, y ducha caliente, loción para el cuerpo, finos shampooes, y agua a la temperatura que uno quisiera para la ducha.
Primera Cena: Comedor de dos pisos para 900 personas. Nos tocó mesa al lado de la orquesta que tocaba música vienesa y otros: Piano, contrabajo, cello y guitarra.
El Menú: 5 platos a elección de cada especie: cinco aperitivos, 5 entradas, 5 sopas, 5 ensaladas, 5 platos de fondo 5 postres.
Lo mejor de todo era "HASAN" nuestro mozo de mesa. Un turco alegre y afable.
Tal como me lo recomendó el médico.
La Sommelier, una rusa Lituania, que no me quitaba los ojos de encima.
El ayudante de mesero: un Hondureño, gentil y afable que solucionaba todas nuestras cosas gastronómicas.
Esta primera noche, el barco iba de Buenos Aires a Montevideo, por lo cual la travesía fue corta y placentera.
Terminada la cena, nos fuimos al Teatro a ver el show: Una variedad de arias de óperas famosas y pasajes de Brodway.
Acto seguido, me fui a la Disco, y como el conjunto que tocaba era tan bueno, no tuve que hacer más que bailar, bailar y bailrar…...
(continua).

Radamante-303


Radamante-303

2006-04-14 00:04:25
Como Radamante estaba cansado, me fui solo deambulando por las calles continuas al Hotel, hasta que dí con el "TEATRO MAGICO" y esta fue la escena que viví: "LA PASION SEGUN SAN MATEO" con música de J.S. Bach...

LA PASIÓN SEGUN SAN MATEO

Venid, hijas, auxiliadme en el llanto,
¡Ved! ¿A quién? Al Amado.
¡Vedle! ¿Cómo? Como un cordero.
¡Mirad! ¿Qué? Ved su paciencia.
¡Mirad! ¿Dónde? Nuestros pecados.
Miradle. Por amor y clemencia
ÉL mismo va cargado con su cruz.

¡Oh, inocente Cordero de Dios!,
sacrificado en el tronco de la cruz,
siempre sereno,
pese a ser despreciado.
Has soportado
todos nuestros pecados.
Sin Ti habríamos desesperado.
¡Compadécete de nosotros, Jesús!

Cuando Jesús acabó estas palabras,
dijo a sus discípulos:

Jesús
Bien sabéis que de aquí a dos días se
celebrará la Pascua, y que entonces
el Hijo del Hombre será entregado
para ser crucificado.

Amadísimo Jesús,
¿en qué has delinquido
para que recaiga sobre Ti
tan severa sentencia?
¿Cuál es tu pecado,
qué malas acciones
has cometido?

Entonces se reunieron en Consejo
los sumos sacerdotes, los escribas
y los ancianos del pueblo, en el
palacio del sumo pontífice, llamado
Caifás. Y resolvieron buscar el
modo de prender con ardides a Jesús
para matarle. Pero dijeron:
Que no sea en día de fiesta, para
no provocar tumulto en el pueblo.

Estando Jesús en Betania, en casa
de Simón, el leproso, se acercó
a Él una mujer que llevaba un
vaso con preciado perfume, y lo
derramó sobre su cabeza, cuando
se hallaba sentado a la mesa. Al
ver esto sus discípulos, se
indignaron y dijeron:

¿A qué tal despilfarro? Este perfume
podría haberse vendido muy caro y
el dinero dado a los pobres.

Advirtiendo esto Jesús, les habló
así:

Jesús
¿Por qué afligís a esta mujer? Ella
ha hecho una buena obra conmigo.
Porque a los pobres los tendréis
siempre entre vosotros, pero no así a
mí. Si ella ha derramado sobre mi
cuerpo este bálsamo, lo ha hecho
como para disponer de antemano mi
sepultura. En verdad os digo que en
cualquier lugar del mundo donde sea
predicado este Evangelio, se alabará
lo que ella acaba de hacer.

¡Tú, Salvador bienamado!,
mientras tus discípulos,
imprudentes, murmuran
viendo a esta piadosa mujer
disponer con ungüento tu cuerpo
para la sepultura,
permíteme que entretanto
mis ojos viertan sobre tu cabeza
un torrente de lágrimas.

Contrición y arrepentimiento
torturan mi corazón culpable.
Que mis lágrimas se vuelvan
para Ti, fiel Jesús,
agradables aromas.

Última Cena

Entonces uno de los doce, llamado
Judas Iscariote, fue a los sumos
sacerdotes, y les dijo:

Judas
¿Qué me daréis
si os lo entrego?

Le ofrecieron treinta monedas de
plata, y desde entonces buscaba
la ocasión para traicionarle.

¡Sangra, querido corazón!
Un niño que has criado,
que has amamantado en tu pecho,
amenaza con asesinarte,
pues se ha convertido en serpiente.

Pero el día primero de los ácimos
se acercaron a Jesús sus discípulos
y le dijeron:

Dónde quieres que hagamos los
preparativos para la Pascua?

ÉL les dijo:

Jesús
Id a la ciudad, a casa de fulano
y dadle este recado: el Maestro
me ha encomendado que te diga:
mi hora está cerca y celebraré la
Pascua en tu casa con mis discípulos.

Y los discípulos hicieron como
Jesús les había mandado y
prepararon todo para la Pascua. Al
atardecer, se sentó a la mesa con los
doce. Y mientras comían, les dijo:

Jesús
En verdad os digo que uno de
vosotros me traicionará

Y ellos, apenados y angustiados
sobremanera, empezaron uno a uno
a preguntar:

Señor, ¿acaso seré yo?

Soy yo. Debería expiarlo
atado de pies y manos
en el infierno.
Mi alma debería padecer
la flagelación y las ataduras
que estás soportando.

Él les respondió diciendo:

Jesús
El que introduce conmigo su
mano en el plato, ése es el
traidor. En cuanto al Hijo del
Hombre, sigue su camino, tal
y como de Él está escrito. Pero,
¡ay de aquél por quien el Hijo
del Hombre será entregado! Más
le valdría a esa persona no haber
nacido!

Entonces Judas, que era el que le
iba a traicionar, dijo:

Judas
¿Soy yo Maestro?

Y Él le dijo:

Jesús
Tú lo has dicho.


Mientras comían, Jesús tomó el pan,
lo bendijo, lo partió y lo dio a
sus discípulos diciendo:

Jesús
Tomad y comed. Este es mi cuerpo.

Y tomó el cáliz, lo bendijo y se
lo entregó diciendo:

Jesús
Bebed todos de él, porque esta es
mi sangre, la sangre del Nuevo
Testamento, que será derramada
por muchos para el perdón de los
pecados. Yo os digo que no beberé
más de este fruto de la vid, hasta
que llegue el día en que de nuevo
lo beba con vosotros en el Reino
de mi Padre.


A pesar de que mi corazón
se deshace en lágrimas cuando
Jesús se aleja de mí,
su testamento
me llena de gozo.
Su Carne y su Sangre,
¡oh, preciado tesoro!,
llegan a mis manos.
Así como en la tierra
no podía sino amar
a los suyos,
así nos ama hasta el fin.

Quiero entregarte mi corazón,
sumérgete en él, Salvador mío.
Quiero abandonarme en tus brazos.
Si el mundo es pequeño para Ti,
sé Tú sólo para mí
más que el cielo y el mundo.

Y habiendo proclamado el himno de
acción de gracias, marcharon hacia
el Monte de los Olivos. Entonces
les dijo Jesús:

Jesús
Esta noche todos vosotros
padeceréis escándalo por mi
causa. Como está escrito: "Heriré
al pastor y se dispersarán las
ovejas del rebaño". Mas, cuando
resucite, os precederé en el
camino hacia Galilea.

¡Reconóceme, guardián mío,
llévame contigo!
De Ti, fuente de los gozos,
he recibido todos los míos.
Tu voz me ha deleitado
con leche y dulces manjares,
tu espíritu me ha colmado
con incontables goces celestiales.

Pero Pedro, respondiendo,
le dijo:

Pedro
Aunque todos se escandalicen
de Ti, yo nunca jamás me
escandalizaré.

Jesús le respondió:

Jesús
En verdad te digo Pedro, que
esta noche, antes de que cante
el gallo, me habrás negado tres
veces.

Pedro le respondió:

Pedro
Aunque tuviese que morir por tu
causa, no te negaré.

Y lo mismo dijeron los demás
discípulos.

Quiero permanecer aquí junto a Ti,
no me rechaces.
No me alejaré de Ti
cuando se cierren tus ojos;
cuando tu corazón se detenga
en el último estertor de la agonía,
entonces te tomaré entre mis brazos
y te colocaré en mi regazo.

En el Monte de los Olivos

Entonces marchó Jesús con ellos a
un huerto, llamado de Getsemaní,
y habló así a sus discípulos:

Jesús
Sentaos aquí, mientras yo voy allí
a orar

Y llevándose consigo a Pedro y a
los dos hijos de Zebedeo, empezó
a entristecerse y a angustiarse.
Entonces Jesús les habló:

Jesús
Mi alma está triste hasta la muerte;
quedaos aquí y velad conmigo.

¡Oh, dolor!
¡Cómo tiembla
su corazón angustiado!
¡Qué demudado está su rostro!
El juez le conduce
ante el tribunal.
No hay consuelo posible,
ni ayuda.
Él padece el tormento del infierno,
expiando por los pecados de otros.
¡Ah!, si mi amor pudiera,
Salvador mío, calmar tu pavor,
o ayudarte a soportarlo,
¡qué grato me sería acompañarte!

¿A qué se deben
estos tormentos?
¡Ah, son mis pecados
la causa de tus padecimientos!
Señor Jesús,
he sido yo el que ha pecado y
¡eres Tú quien lo expías!

Quiero velar al lado de mi Jesús.

Así se adormecen nuestros pecados.

Solista:
El sufrimiento de su alma
purifica la muerte de la mía.
Sus padecimientos
me otorgan la dicha.

Así un sufrimiento que nos redime
es amargo y dulce
a la vez.

Avanzó unos pasos y, postrándose
con su rostro sobre el suelo,
oraba diciendo:

Jesús
Padre mío, si es posible, aparta
de mí este cáliz; pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya.


El Salvador cae de rodillas
ante su Padre, elevándonos, a todos,
por encima de nuestras caídas
para que podamos recuperar
la gracia de Dios.
Él está dispuesto a beber
el cáliz amargo de la muerte,
el cáliz que contiene los pecados
de este mundo, pútridos y odiosos,
porque así lo quiere
el Padre muy amado.


Con gusto querría yo llevar su cruz
y beber del cáliz
que bebió mi Salvador.
Pues su boca,
de la que manan leche y miel,
ha dulcificado, al primer sorbo,
las angustias
y el cruel sufrimiento.
Y al volver hacia donde estaban sus
discípulos, los encontró dormidos y
les dijo:

Jesús
¿No habéis podido velar conmigo
ni siquiera una hora? Velad y orad
para no caer en la tentación. El
espíritu está pronto, pero la
carne es débil.


De nuevo se retiró a orar por
segunda vez, diciendo:

Jesús
Padre mío, si no es posible que
pueda pasar este cáliz sin que
yo lo beba, hágase siempre tu
voluntad.

Que se cumpla siempre
la voluntad de mi Señor,
pues su voluntad es lo mejor;
Siempre está presto a ayudar
a quienes creen firmemente en Él;
Señor piadoso,
¡Tú nos salvas de la miseria!,
y nos castigas con mesura.
Quien en Dios confía,
gozosamente se apoya en Él,
pues no le abandonará.

Y volviendo, los encontró de nuevo
dormidos, pues sus ojos estaban
cargados de sueño. Y dejándolos,
se retiró a orar por tercera vez,
repitiendo las mismas palabras.
Luego volvió con sus discípulos
y les dijo:

Jesús
¿Queréis todavía dormir y reposar?
Mirad: Es llegada la hora en que el
Hijo del Hombre va a ser entregado
en manos de los pecadores.
¡Levantaos, vámonos! Mirad, ya se
acerca aquél que me traiciona.

Y mientras estaba pronunciando
estas palabras, llegó Judas, uno
de los doce, y con él un gran
gentío armado de espadas y palos,
enviado por los sumos sacerdotes
y los ancianos del pueblo. El
traidor les había dado esta señal:
"Aquél a quien yo besare, ése
es; prendedle". Y al instante
se acercó a Jesús y dijo:

Judas
¡Dios te guarde, Maestro!

Y le besó.
Jesús le dijo:

Jesús
Querido amigo,
¿a qué has venido?

Entonces se adelantaron los demás,
pusieron las manos sobre Jesús
y le prendieron.

Así es hecho preso mi Jesús.
La luna y las estrellas
se han ocultado a causa del dolor,
pues mi Jesús ha sido hecho preso.
Ya le llevan maniatado.

¡Dejadle, soltadle, no le atéis!
¿Han desaparecido
los rayos y truenos de las nubes?
¡Oh, infierno,
abre tu abismo de fuego,
destroza, derriba,
devora, aniquila
con súbita cólera
al pérfido traidor,
al monstruo asesino!

Y he aquí que uno de los que
estaban con Jesús desenvainó su
espada e hirió a uno de los criados
del sumo sacerdote, cortándole una
oreja. Entonces le dijo Jesús:

Jesús
Envaina tu espada, pues
quien a espada mata, a
espada morirá. ¿No sabes que,
si se lo pido, mi Padre puede
enviarme más de doce legiones
de ángeles? Mas, ¿cómo se
cumplirían entonces las
Escrituras que dicen que tiene
que suceder así?

Entonces en aquella hora habló
Jesús a las turbas:

Jesús
Habéis venido a prenderme
como a un asesino, con espadas
y palos; a diario me he sentado
con vosotros en el templo,
enseñándoos, y no me prendisteis.
En verdad que todo esto ha sucedido
para que se cumplan las Escrituras
de los profetas.

Entonces todos los discípulos
huyeron, abandonándole.

Oh, hombre, llora tu gran pecado,
por el cual Cristo dejó
el seno de su Padre
y descendió a este Mundo.
De una Virgen dulce y pura
nació para nosotros,
Él quiso ser mediador.
Ha dado vida a los muertos,
y ha curado a los enfermos,
hasta que le ha llegado la hora
de ser sacrificado por nosotros,
de llevar sobre la cruz
la pesada carga
de nuestros pecados.

¡Ah, mi buen Jesús ya no está aquí!
¿Es posible?
¿Es cierto lo que ven mis ojos?
¡Mi Cordero en las garras del tigre!
¡Ah! ¿dónde se ha ido mi Jesús?
¡Ah! ¿qué debo contestar a mi alma
cuando angustiada me pregunta:
¡Ah! ¿dónde se ha ido mi Jesús?

¿Dónde se ha ido tu Amado,
oh, tú, la más hermosa
entre las mujeres?
¿Hacia dónde
se ha dirigido tu Amado?
Contigo queremos buscarlo.

Los que prendieron a Jesús le
condujeron ante el sumo pontífice
Caifás, con quien se habían reunido
los escribas y los ancianos. Pero
Pedro le había seguido de lejos
hasta el palacio del sumo pontífice,
y entrando en él, se sentó entre
los criados, para ver en qué paraba
aquello. Los sumos sacerdotes,
los ancianos y todo el concilio
buscaban falsos testimonios contra
Jesús, para condenarle a muerte,
pero no los encontraban.

El mundo
me ha juzgado cruelmente,
con mentiras y engaños,
con viles lazos y trampas.
Señor,
defiéndeme de este peligro,
libérame de estas perfidias.

A pesar de haberlo intentado con
numerosos testigos falsos, no
encontraban ninguno. Finalmente
llegaron dos nuevos testigos falsos
que dijeron:

Testigos Primero, Segundo
Este dijo: "yo puedo destruir el
Templo de Dios y reconstruirlo
en tres días".

Entonces, poniéndose en pie el
sumo pontífice, le dijo:

Pontífice
¿Nada respondes a lo que éstos
testifican contra ti?

Pero Jesús permanecía en silencio.

Mi Jesús guarda silencio
ante las calumnias,
mostrándonos así
que su misericordiosa voluntad
se ofrece a sufrir por nosotros,
y que, asimismo, en la adversidad,
debemos hacer como Él: padecer
la persecución en silencio.

¡Paciencia, paciencia!
Si lenguas mentirosas me zahieren,
si sufro injustamente
denuestos y escarnios,
Oh, mi Dios amado vengará
la inocencia de mi corazón.

Jesús ante Caifás y Pilato

El sumo pontífice le respondió
diciendo:

Pontífice
Yo te conjuro de parte del
Dios vivo, para que nos digas
si Tú eres Cristo, el Hijo de
Dios.

Jesús le dijo:

Jesús
Tú lo has dicho. Y aún os
advierto: desde ahora habréis
de ver al Hijo del Hombre,
sentado a la diestra del Poder,
y viniendo sobre las nubes
del cielo.

Entonces el sumo pontífice se
rasgó las vestiduras, diciendo:

Pontífice
Ha blasfemado. ¿Qué necesidad
tenemos ya de testigos? Vosotros
mismos acabáis de oír la blasfemia.
¿Qué os parece?

A lo que ellos respondieron:

Coro:
¡Es reo de muerte!

Entonces empezaron a escupirle en
el rostro y a golpearle con el
puño. Y otros, después de vendarle
los ojos, le abofeteaban diciendo:

Coro:
Profetízanos, Cristo, ¿quién es
el que te ha golpeado?

¿Quién te golpea así, mi Salvador,
y quién te ultraja
con las más crueles afrentas?
Tú no eres un pecador
como nosotros y nuestros hijos;
La maldad te es ajena.

Pedro estaba sentado fuera en
el atrio, y acercándosele una
sirvienta, le dijo:

Primera Sirvienta
Tú estabas también con Jesús de
Galilea.

Pero él lo negó delante de todos
diciendo:

Pedro
No sé lo que dices.

Pero cuando él había salido a la
puerta, le vio otra, que dijo a
los presentes:

Segunda Sirvienta:
Este estaba también con Jesús de
Nazaret.

Y de nuevo lo negó, y jurando
dijo:

Pedro
No conozco a ese hombre.

Y poco después se dirigieron a
Pedro los que estaban alrededor,
diciéndole:

Coro
Verdaderamente, tú eres uno de los
suyos, pues tu forma de hablar te
delata.

Entonces se puso a maldecir y a
jurar:

Pedro
¡No conozco a ese hombre!

Y al instante cantó el gallo.
Entonces se acordó de las palabras
que Jesús le había dicho: "Pedro,
antes de que cante el gallo, me
negarás tres veces". Y, saliendo
afuera, lloró amargamente.

Ten piedad de mí, Dios mío,
advierte mi llanto.
Mira mi corazón
y mis ojos que lloran
amargamente ante Ti.
¡Ten piedad de mí!

Aunque me separe de Ti,
volveré de nuevo a tu lado.
Por la angustia y los tormentos
de la muerte, tu Hijo nos redimió.
Mi culpa fue grave,
pero tu gracia y tu benevolencia
son mucho mayores que mi pecado,
que me acompaña siempre.

Por la mañana, todos los
príncipes de los sacerdotes
y los ancianos del pueblo
celebraron un consejo para
condenar a muerte a Jesús.
Después de haberle atado,
le llevaron a presencia del
gobernador Poncio Pilato. Viendo
entonces Judas, el que le había
traicionado, que iba a ser
condenado a muerte, se arrepintió
y devolvió las treinta monedas
de plata a los sumos sacerdotes
y a los ancianos, diciéndoles:

Judas
He pecado entregándoos con
traición sangre inocente.

Ellos le replicaron:

Coro:
Y a nosotros, ¿qué nos importa?
¡Allá tú!

Entonces él arrojó las monedas de
plata en el templo, se retiró y,
alejándose, se ahorcó. Los sumos
sacerdotes tomaron las monedas de
plata y dijeron:

Sacerdotes
No es lícito guardarlas en el
tesoro sagrado, puesto que
son precio de sangre.

¡Devolvedme a mi Jesús!
Ved cómo el precio de su sangre,
es arrojado a vuestros pies
por el hijo perdido.

Y después de haberlo discutido
en un consejo, compraron con las
monedas el campo de un alfarero
para enterrar en él a los forasteros.
De ahí que su nombre sea, hasta el
día de hoy, Campo de la Sangre.
De este modo se cumplió lo dicho
por el profeta Jeremías: "Y tomaron
treinta monedas de plata, precio
puesto a Aquél por los hijos de
Israel; y las gastaron en el campo
de un alfarero, conforme el Señor
me lo había ordenado".
Después Jesús compareció ante el
gobernador, quien, interrogándole,
le dijo:

Pilato
¿Eres Tú el Rey de los judíos?

Entonces Jesús le dijo:

Jesús
Tú lo has dicho.

Y a las acusaciones que le hacían
los sumos sacerdotes y los ancianos,
nada respondía. Entonces le dijo
Pilato:

Pilato
¿No oyes cuán duramente te
acusan?

Más Él no decía ni una sola palabra,
hasta el punto de que el gobernador
quedó profundamente maravillado.

Dirige tu camino
y todos los sufrimientos
de tu corazón hacia el más fiel
de los guardianes,
a Aquél que reina en los cielos,
que gobierna las nubes,
el aire y los vientos.
Siempre será tu mejor guía.

Entrega y Flagelación


Durante la fiesta era costumbre
que el gobernador, para agradar al
pueblo, concediese la libertad de
un reo, a su elección. Por aquel
entonces había un preso muy
conocido, de nombre Barrabás.
Así pues, cuando todos estaban
reunidos, Pilato les dijo:

Pilato
¿A quién queréis que os suelte, a
Barrabás o a Jesús, el que se hace
llamar Cristo?


El sabía con certeza que se
lo habían entregado por envidia.
Cuando se hallaba sentado en el
tribunal, su mujer mandó recado
para que le dijeran:

Mujer de Pilato
No haya nada entre ti y ese
hombre justo, pues hoy he
padecido mucho en sueños por
causa de Él.

Pero los sumos sacerdotes y los
ancianos exhortaban al pueblo para
que reclamasen la libertad de
Barrabás y para que condenasen a
morir a Jesús. Y tomando la
palabra el gobernador, les dijo:

Pilato
¿A cuál de estos dos queréis
que os suelte?

Ellos dijeron:

Coro
¡A Barrabás!


Pilato les dijo:

Pilato
¿Qué debo hacer, entonces,
con Jesús, el que se hace llamar
Cristo?


Todos dijeron:

Coro
¡Crucifícalo!

NUM. 55 CORAL
¡Qué incomprensible
es este castigo!
El buen Pastor
sufriendo por su rebaño;
el Señor, el justo,
expiando la culpa
de sus siervos.

El gobernador replicó:

Pilato
Pero, ¿qué mal ha hecho?

Él nos ha hecho bien a todos;
devolvió la vista a los ciegos,
hizo caminar a los cojos;
nos enseñó la Palabra del Padre.
Arrojó a los demonios,
consoló a los afligidos;
cargó con todas nuestras culpas;
esas fueron las obras de Jesús.

Por Amor
quiere morir mi Salvador,
Él, que no conoce el pecado,
para que la eterna condenación
y el castigo de la justicia
no caigan sobre mi alma.

Pero ellos, elevando la voz,
gritaban:

Coro
¡Crucifícale!

Viendo Pilato que nada lograba,
sino que, al contrario, el tumulto
arreciaba, tomó agua y, lavándose
las manos a la vista de todo el
pueblo, les dijo:

Pilato
Soy inocente de la sangre de este
justo. Allá vosotros.

A lo que todo el pueblo
contestó:

Coro
¡Que su sangre caiga sobre nosotros
y sobre nuestros hijos!

Entonces les soltó a Barrabás,
hizo azotar a Jesús y se
lo entregó para que le
crucificasen.

¡Piedad, Señor!
He aquí al Salvador atado.
¡Oh, azotes, golpes, heridas!
¡Verdugos, deteneos!
¿No os conmueve la visión
de los sufrimientos
de este alma,
de tal desolación?
Ah sí, aunque tenéis un corazón
éste es más duro
que la columna del tormento.
¡Apiadaos, deteneos!

Si las lágrimas de mis mejillas
son impotentes,
¡tomad, entonces, mi corazón!
Mas permitid que sea como un cáliz
que yo le ofrezco para recoger
la sangre de sus heridas.

Entonces los soldados del
gobernador tomaron a Jesús y le
condujeron al pretorio, reuniendo
a su alrededor a toda la cohorte.
Después le desnudaron, le cubrieron
con un manto púrpura,
entretejieron una corona de espinas
y la pusieron sobre su cabeza, así
como una caña en su mano derecha
e, hincando la rodilla ante Él,
se mofaban, diciéndole:

Coro
¡Salve, Rey de los judíos!

Y mientras le escupían,
le golpeaban con la caña en la
cabeza.

¡Oh, cabeza lacerada y herida,
llena de dolor y escarnio!
¡Oh, cabeza rodeada, para burla,
de una corona de espinas!
¡Oh, cabeza otrora adornada
con elevados honores y agasajos,
y ahora grandemente ultrajada!:
¡yo te saludo!
Tú, noble rostro,
ante el que tiembla y teme
todo el mundo,
¡de qué forma se escupe sobre Ti!,
¡cuán lívido te hallas!,
¿quién se ha ensañado
de forma tan infame
con la luz sin par de tus ojos?

La Crucifixión

Y después de haberle humillado y
escarnecido, le quitaron el manto,
devolviéndole sus vestiduras
y le llevaron a crucificar: Y
cuando estaban en camino,
encontraron a un hombre de
Cirene, de nombre Simón, a
quien obligaron a cargar con la
cruz.

Sí, dichosa la hora en que
la carne y sangre humana
se ve forzada a cargar con la cruz;
cuanto más duro es el trance,
mayor es el bien del alma.

Ven, dulce cruz.
¡Dámela para siempre, Jesús mío!
Si mi aflicción
se me hace insoportable,
ayúdame entonces Tú mismo
a llevarla.

Y una vez llegaron al lugar
llamado Gólgota, que significa
"lugar de la calavera", le dieron
a beber vino mezclado con hiel;
pero cuando lo probó, no quiso
beberlo. Y una vez que le hubieron
crucificado, se repartieron sus
vestiduras, jugándoselas. De este
modo se cumplió lo dicho por el
profeta: "se repartieron mis
vestiduras entre ellos y echaron a
suertes mi túnica". Y sentados
al pie de la cruz, montaron la
guardia. Luego escribieron
sobre su cabeza el motivo de la
condena: "éste es Jesús, el
Rey de los Judíos". Al mismo
tiempo fueron crucificados dos
bandidos, uno a su derecha y
otro a su izquierda. Todos los
que pasaban por allí le
injuriaban y blasfemaban
sacudiendo la cabeza, diciendo:

Coro
Tú, que destruías el templo de
Dios y lo reconstruías en tres días,
¡ayúdate a Ti mismo! Si eres el
Hijo de Dios, ¡baja de la cruz!.

Y de este modo los sumos
sacerdotes, junto con los escribas
y los ancianos, se burlaban
de Él diciendo:

Coro
¡A otros ha salvado, y no puede
salvarse a sí mismo! Si es el Rey
de los Judíos, que descienda ahora
de la cruz, y entonces creeremos en
Él. Puesto que ha confiado en Dios;
que Él le libere ahora. Por algo
dijo: "Yo soy el Hijo de Dios".

Incluso los mismos bandidos que
habían sido crucificados junto a Él
le insultaban.

¡Ah, Gólgota, funesto Gólgota!
El Rey de Reyes
muere aquí, ultrajado.
El que traía
la salvación y la paz al mundo,
ha sido crucificado
como si de un malhechor se tratase.
Tierra y aire han de negarse
al Creador del cielo y de la tierra.
El inocente muere
como un culpable.
Mi alma se conmueve;
¡Ah, Gólgota, funesto Gólgota!

Solista:
Mirad, Jesús extiende su mano
Para abrazarnos.
¡Venid!

¿Dónde?

Solista:
En los brazos de Jesús.
Buscad la redención y misericordia.
¡Buscad!


¿Dónde?

Solista:
En los brazos de Jesús.
Vivid, pereced, reposad aquí,
avecillas abandonadas,
¡Quedaos!

¿Dónde?

Solista:
En los brazos de Jesús.

Y desde la hora sexta hasta la
hora nona, grandes tinieblas se
extendieron sobre toda la tierra.
Y alrededor de la hora nona, Jesús
dio un fuerte grito:

Jesús
¡Eli, Eli, lamma sabathani!

Que significa: "Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?"
Y algunos de los que allí estaban,
al oír estas palabras, dijeron:

Coro
Este llama a Elías.

Y al momento, uno de ellos,
tomó una esponja, y después de
empaparla en vinagre, la colocó
en la punta de una caña dándosela
a beber. Los otros decían:

Coro
Dejadle, veamos si Elías viene
a salvarle.

Pero Jesús, dando de nuevo un
fuerte grito, exhaló su espíritu.

Cuando yo haya de partir,
¡no te apartes de mí!
Cuando tenga que sufrir
las angustias de la muerte,
¡permanece a mi lado!
Cuando mi corazón esté oprimido,
¡libérame de mi angustia
por tu dolor y tu pena!

Y he aquí que el velo del
Templo se rasgó en dos, de
arriba a abajo. Y la tierra tembló
y se agrietaron las rocas y se
abrieron los sepulcros y se
alzaron muchos cuerpos de
santos que allí dormían, salieron
de las tumbas tras su resurrección,
fueron a la ciudad santa y fueron
vistos por muchos. El centurión y
todos los que estaban con él
guardando a Jesús, al ver el
terremoto y cuanto había sucedido,
sobrecogidos por el temor,
exclamaron:

Coro
Verdaderamente, Éste era el Hijo
de Dios.

El Entierro

Estaban también allí, algo apartadas,
muchas mujeres, que habían seguido
a Jesús desde Galilea para asistirle,
entre ellas, María Magdalena y
María, la madre de Santiago y
José, y la madre de los hijos de
Zebedeo. Al atardecer, llegó un
hombre rico de Arimatea, llamado
José, que era asimismo uno de los
discípulos de Jesús. Se presentó
ante Pilato y le pidió el cuerpo de
Jesús. Pilato ordenó que le fuese
entregado.

Al atardecer, cuando refrescó,
se hizo patente el pecado de Adán.
Al atardecer, el Salvador lo redimió.
Al atardecer volvió la paloma
trayendo una rama de olivo
en el pico.
¡Oh, hermosa hora!
¡Oh, atardecer!
Ya está hecha la paz con Dios,
pues Jesús ha soportado ya su cruz.
Su cuerpo descansa al fin.
Alma bienamada,
ruega, ve y pide
que te entreguen
a Jesús muerto.
¡Oh provechoso,
oh preciado regalo!

Purifícate, corazón mío,
yo mismo quiero enterrar a Jesús.
Pues Él hallará en mí por siempre
dulce reposo.
¡Mundo, aparta,
deja que Jesús penetre en mí!

José tomó el cuerpo y lo envolvió
en un lienzo limpio, y tras
depositarlo en una tumba nueva
que había hecho excavar en
una roca para sí mismo, cerró
la entrada con una gran piedra
y se fue. Estaban allí, sentadas
ante el sepulcro María Magdalena
y la otra María. Al día siguiente,
que era el que seguía a la
Paraskeve, los sumos sacerdotes
y los fariseos fueron a Pilato
y le dijeron:

Coro
Señor, hemos recordado que
este impostor dijo, cuando aún
vivía: "después de tres días
resucitaré ". Ordena, pues,
que se vigile el sepulcro hasta
el tercer día, no sea que vengan
sus discípulos, roben el cuerpo
y digan al pueblo: "ha resucitado
de entre los muertos", y fuera
este postrer engaño aún peor que
el primero.

Pilato les dijo:

Pilato
Ahí tenéis la guardia, id y
custodiadlo como os parezca.

Ellos fueron, aseguraron el
sepulcro con la guardia, y
sellaron la sepultura.

Ahora el Señor descansa.

Jesús mío, descansa en paz.

Se acabaron los padecimientos
infligidos por nuestros pecados.

Jesús mío, descansa en paz.

Oh, cuerpo bienamado,
ante vos lloro
contrito y arrepentido,
pues mis pecados han sido
causa de vuestros sufrimientos.

Jesús mío, descansa en paz.

Bendito seáis mil veces
por vuestros sufrimientos,
por haberos encomendado
a la salvación de mi alma.

Jesús mío, descansa en paz.

Llorando nos postramos
ante tu sepulcro para decirte:
descansa, descansa dulcemente.
Descansad, miembros abatidos,
descansad, descansad dulcemente.
Vuestra tumba y su lápida
serán cómodo lecho
para las angustiadas conciencias
y lugar de reposo para las almas.
Felices, son tus ojos
que se cierran al fin.

Jean-Pierre Lacoitture-302

 

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