martes, 28 de marzo de 2017

LA PARODIA






          LA PARODIA

Del griego paroidia o paraeido, cantar con arreglo a...
La parodia consiste básicamente en imitar, imitar un texto, un personaje, una melodía... La definición griega nos lo dice todo. La melodía la pone otro y el parodista canta con arreglo a esa melodía, pero poniendo su propio texto y permitiéndose sus licencias.

Tal vez sea el subgénero humorístico más arriesgado. No sólo por la dificultad que tiene hacer una copia perfecta de otro y luego hacer bailar a ese personaje a nuestro ritmo -eso es relativamente facil para el buen observador- sino sobre todo por el riesgo de ofender al parodiado. La crueldad es un componente esencial en el cóctel de la parodia. Si no pones las gotas suficientes en la copa de la parodia te puedes quedar en un simple halago al personaje parodiado, en un "pelotilleo" como se dice coloquialmente por aquí, o en un "lameculismo" que es la forma más repugnante y degradante del halago.

En la parodía hay dos partes imprescindibles. La primera consiste en copiar, no en su integridad puesto que una fotocopia no nos sirve de nada, sino en quedarse con los rasgos más llamativos, más aprovechables del personaje. Curiosamente suelen ser los más extremosos, tanto por el lado positivo como por el negativo. Una parodia de cualidades positivas y hermosas de un personaje, llevadas al extremo de la ridiculez, puede dar como resultado un humor hilarante hasta extremos verdaderamente dañinos.

Tanto si vamos a utilizar las cualidades positivas como las negativas del personaje, necesitamos ser conscientes en todo momento de que estamos haciendo humor pendular. Es decir, nos vamos a mover entre el fiel retrato del personaje y la utilización de una depurada técnica para lograr que ese personaje, sin dejar de ser él mismo, se transforme en algo completamente diferente. Como el gusano que se transforma en mariposa sin perder su individualidad. Si nos perdemos por el camino es probable que terminemos en el insulto cruel y soez al personaje o en la utilización de éste como mera marioneta, manipulable por el autor, pero sin personalidad propia.

La técnica de la parodia es muy depurada aunque no complicada. Observar al personaje, copiar sus ragos más llamativos y luego con ellos crear una conducta diferente, unas ideas contradictorias con las suyas o paralelas y complementarias, pero siempre divertidas, puesto que al personaje parodiado nunca se le ocurriría actuar de esa forma, hablar de esa manera o simplemente pensar en voz alto en público.


Una buena parodia es un éxito seguro. Una mala parodia puede ofender al parodiado o simplemente dejar indiferente al lector o al espectador de la parodia. Yo personalmente acostumbro a ver en la televisión toda clase de personajes. Al tiempo que observo detenidamente su físico, movimientos, gestos y forma de hablar y de pensar, voy imaginando qué diría ese personaje en otras circunstancias, sin miedo a romper su imagen, en privado, si quisiera divertirse. Imagino cuales pueden ser sus pensamientos mientras dice lo que dice o hace lo que hace. Le pongo en circunstancias completamente diferentes y llamativos, imagino cómo actuaría en ellas. Me pongo en su piel y comienzo a pensar y sentir como él. Es en ese momento cuando se produce la transformación. Es entonces cuando siento lo que en sus palabras hay de mentira, de divertido, de ridículo, de surrealista. Estos ejercicios delante del televisor son muy, muy divertidos, y al mismo tiempo te enseñan mucho sobre el otro. Para parodiar bien a una persona real hay que conocerla lo mejor posible. Para ello nada mejor que la empatía. Aunque a veces sientas repugnancia o te den ganas de vomitar. Pero un humorista no puede arredrarse por esas bagatelas. Adelante y suerte.

                     EL HUMOR Y SUS FORMAS II

                 LA PARODIA

¿Qué es una parodia?

La etimología griega de la palabra nos habla de “poema irrespetuoso”.

-Los romanos hablaban de parodia cuando un poeta imitaba a otro de forma humorística.

Podríamos decir que toda parodia debe tener algo de “poema”, en el sentido de que lo chabacano no funciona muy bien y en cambio la obra de arte paródica puede ser una auténtica obra maestra. Debe ser irrespetuoso, porque de otra manera se podría decir que estamos haciendo la pelota a alguien, y eso siempre resulta un tanto vomitivo.

Parodiar es “imitar”, de alguna manera, o copiar, o sacar una fotografía y luego con el fotoshop ir retocando aquí y allá.

Uno se puede parodiar a sí mismo, y es lo ideal para empezar con este género, y luego ir parodiando a las personas o sujetos más fáciles de parodiar, que suelen ser los políticos, entre otros personajes públicos. ¿Por qué razón? Tal vez porque son las personas a las que más odiamos o creemos odiar. Y aquí entra en juego un ingrediente muy básico de la parodia.

EL ODIO EN LA PARODIA

Suena muy fuerte, pero tal vez en toda parodia haya un poco o un mucho de odio hacia la persona parodiada. Y si no hay odio seguro que hay algo de rencor, de venganza, de envidia, de…

Imagino que también se puede parodiar con un poco de amor. Ese sería el caso de la parodia de nosotros mismos, aunque en realidad y si profundizamos en nuestro subconsciente tal vez descubramos que nos odiamos mucho más de lo que odiaríamos a cualquiera, incluidos los políticos.

Toda parodia tiene un componente de burla, de agresividad, de ganas de hacer daño psíquico, de herir y de maltratar. A lo mejor y a veces es tan solo una forma generosa de contactar y comunicarse con alguien, pero si esto es así el parodiado nunca o casi nunca lo comprenderá y por eso…

ALGUNOS CONSEJOS PARA LOS HUMORISTAS QUE PARODIAN

-Como les digo va a ser difícil que una víctima de la parodia les felicite, les estreche la mano y les de las gracias. Les de un beso, les abrace, se ría a mandíbula batiente y les diga que son unos genios y que a ver si quedan en su casa para tomar una copa y así les parodian mejor, etc etc.

Primer consejo: Procuren parodiar lejos de la víctima de la parodia, cuanto más lejos mejor, así si les pilla tardará en hacerlo y tal vez por el camino vaya perdiendo fuerza su cólera. Como suelen decir, cuanta hasta diez y respira hondo. Si su perseguidor tiene que correr mucho seguro que le da tiempo a contar hasta más de diez y tendrá que respirar hondo muchas, muchas veces.

-Segundo consejo: Las víctimas de la parodia aceptan mejor que se parodien sus defectos físicos evidentes o sus manías más conocidas 
públicamente que su aspecto psíquico más oculto, o que se intente desvelar el fondo de reptiles de su subconsciente o que el parodiador crea conocer al parodiado mejor que él mismo. Esto suele gustar poco, más bien nada, y las víctimas suelen reaccionar con bastante agresividad. Pero antes de proseguir detengámonos un poco en lo de las manías. Un tema muy interesante y divertido en el humor paródico.

LAS MANÍAS Y LA PARODIA

Habrán observado que los personajes públicos que son parodiados, lo son en un tanto por ciento muy elevado en sus manías físicas más conocidas y llamativas.

Les voy a contar una anécdota:

Cuando estudiaba bachillerato nos daba clase un profesor de matemáticas que era seglar (lo digo porque casi todos los profesores eran frailes y llevaban hábito, y no se entendería que alguien con hábito hiciera lo que él, el profesor, hacía). Pues bien, iba siempre con un traje impecable, un tanto anticuado y conservador, eso sí, y llevaba, por supuesto, corbata, una corbata más bien chillona o llamativa, creo recordar que roja en muchas ocasiones.

Los alumnos sabíamos muy bien que cuando el referido profesor se colocaba el nudo de la corbata es que estaba enfadado por algo o con alguien y la tormenta podía estallar. Si además de colocarse el nudo de la corbata movía la cabeza hacia un lado –el contrario al movimiento de la corbata- la cosa estaba fea, y más fea que se iba a poner. Si la colocación del nudo de la corbata se hacía con brusquedad, en un gesto violento, y si además movía la cabeza con fuerza en dirección contraria, hasta casi desenroscársela y se además  echaba la cabeza hacia atrás y sacaba la nuez hacia delante –una prominente nuez- entonces lo mejor era salir corriendo y cuanto más deprisa mejor, porque aquello acabaría como el rosario de la aurora, sin rosario, sin aurora y sí con muchas posibilidades de que las desgracias cayeran sobre las cabezas de uno, dos, tres o casi todos o todos.

Desde luego que al principio nos reíamos de su manía, nos burlábamos y había mucha chirigota en clase, pero cuando sufrimos el primer estallido de cólera y comprendimos que más valía guardarnos para nosotros las risitas y la información sobre el sujeto, que parodiarle un poco, aunque solo fuera una pizca, porque muy bien podía haber un asesinato en clase, entonces todos los alumnos comprendimos muy bien y para siempre que la parodia es uno de los géneros humorísticos más peligrosos.

LOS PERSONAJES PÚBLICOS, SUS MANÍAS Y CÓMO HAN SIDO PARODIADOS

-Todos conocemos las parodias que se han hecho de personajes públicos muy conocidos, especialmente políticos.

-Comenzaré por una reciente: El político-víctima era el Sr. Rubalcaba. El parodiador el humorista José Mota. La típica forma de hablar y de gesticular con las manos de Rubalcaba fue imitada a la perfección por Mota y llevada a la categoría de una obra maestra. Todos los que vimos aquel esquet nos tronchamos, pero dudo mucho que el Sr. Rubalcaba le invitara a cenar a José Mota, al menos él nunca confesó tal cosa.

-Todos conocemos en qué se basaban las parodias del Sr. Aznar, ex presidente del gobierno de España. Su bigote era esencial a la hora de caracterizarse como Aznar, y su movimiento de labios y su voz y sus soniquetes: “¡Váyase señor Gonzalez! Podríamos seguir con Zapatero y con otros personajes públicos de todas las profesiones, tipos y bio-psico-tipos, pero antes hagamos un alto en el camino.

MANÍAS, GESTOS Y DEMÁS DEFECTOS Y CUALIDADES MÁS FÁCILES DE PARODIAR.

-Como comprenderán, a la hora de parodiar es muy importante “observar”. Ya hablaremos más delante de los requisitos y las fases de la parodia. Una vez observado el personaje a parodiar, lo primero que salta a la vista es…

-Su figura, su físico. Hay personas que tienen un físico tan fácilmente parodiable que hasta el parodiador más lerdo lo haría muy bien. Y no solo son los defectos físicos más evidentes los más susceptibles de ser parodiados. Así una cabeza grande, unos ojos saltones o bizcos, una boca sin dientes o con dentadura postiza, un peluquín, una chepa, una cojera, una invidencia… Los defectos físicos son múltiples, variados y casi infinitos… lo difícil es encontrar la hermosura perfecta, aunque ello no es algo imposible, todos conocemos señoras que son tan hermosas que quitan el aliento… los señores menos, o eso creo, o al menos en el caso de los hombres.

-Eso es lo primero que salta a la “vista” y nunca mejor dicho, porque el primer sentido que percibe algo parodiable es la vista. Pero también los otros sentidos reciben su dosis de información.

-La voz es tal vez lo segundo más parodiado a la hora de parodiar a alguien. Una vez que el humorista-parodiador se viste de forma parecida a su víctima y copia sus gestos, el imitar su voz puede ser a menudo la guinda de una perfecta parodia, el toque genial que convierte a un humorista en único e irrepetible.

-Este es el caso de los parodiadores o imitadores de voces. Debo decir que he escuchado a unos cuantos que me parecieron excelentes y alguno incluso genial. Solo voy a citar a un imitador de voces actual. Carlos Latre está ahora en el candelero como antes lo estuvieron otros. Recuerdo a Capitán y su compañero, cuyo nombre no me viene ahora a la lengua.

-Una de mis grandes ilusiones en esta vida, como humorista, es aprender algún día a imitar voces. De esta manera mis más de cien personajes humorísticos tendrían sus propias voces y eso les daría una personalidad y una solidez que les haría aún más reales, al menos para mí, de lo que ya son. Lo malo es que desconozco las técnicas para imitar voces e ignoro si existe alguna escuela de ese tipo en España. Si fuera así creo que intentaría por todos los medios recibir unas clases.

-Hay voces tan anodinas que imitarlas no da ningún plus en la parodia. Otras en cambio son tan únicas, irrepetibles y parodiables, que un buen imitador de voces tendría un éxito asegurado si lo hiciera bien.

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