Esta forma
condensada de humor es más propia del cine y concretamente del cine mudo que de
la narrativa literaria. Pero no por ello debemos olvidar que la primera y la
más grande de las novelas en castellano es de tema humorístico. El Quijote es
el máximo ejemplo de literatura humorística. Aunque sea forzar mucho las cosas
creo que en el Quijote hay muchas escenas que podrían considerarse como
auténticos gags y ser analizadas y estudiadas como ejemplos del más fino humor.
El episodio de
los molinos de viento es tal vez el gag más conocido y conseguido en la
literatura humorística. Si quitamos el lenguaje anticuado, lo barroco de las
descripciones cervantinas y ese regodearse en la narración; si dejamos el
episodio desnudo nos daremos cuenta de que es un gag muy sencillo. El personaje
ve unos gigantes a lo lejos, Sancho, la realidad o el antihumor, contesta que
se trata tan sólo de molinos de viento. Se produce la galopada y el tortazo. Un
gag perfecto.
Se trata de
conseguir un golpe de efecto con los menores recursos posibles. Puede haber
diálogo, no es un impedimento, pero lo importante es la acción en sí, la
descripción de lo que está sucediendo. En el cine mudo la puesta en escena es
esencial y el espectador se limita a ver y a reirse. En el gag literario hay
que buscar una puesta en escena distinta. Se trata de que el narrador describa
lo que está sucediendo. Tiene que ser parco en medios y muy conciso. No puede
adelantar la sorpresa en su totalidad desde el principio o se nos chafará el
efecto final.
Es más fácil con
dos o más personajes aunque uno solo puede producir un buen gag. Por ejemplo:
Un personaje intenta pasar una puerta giratoria, como va muy deprisa no se
atreve, lo duda, lo vuelve a dudar, por fín se lanza de golpe. La puerta lo
absorve, le da varias vueltas y le expulsa como un cohete. Esto podría ser
perfectamente un gag literario. La forma hay que trabajarla adaptándola al
medio literario.
Intentaré buscar
más documentación sobre el tema. Otro día intentaré profundizar más en el tema.
Enviado:
23/04/2004 12:39
El gag puede ser
también verbal. No otra cosa son los chistes. Pero su auténtica edad de oro
surge con los grandes clásicos del cine mudo.
Las cualidades
más llamativas del gags son la visualización y la imaginación. El gag se visualiza
como un cuadro o una escena cinematográfica. Se ponen en movimiento los
personajes y se observa cómo funciona. Si no nos reímos nosotros mismos va a
ser difícil que los demás le cojan la gracia. Y en cuanto a la imaginación es
imprescindible teniendo en cuenta que los gags más elementales y consagrados se
han repetido hasta la saciedad a lo largo de la historia del cine.
Un buen
"facedor" de gags tiene que visualizar muy bien las escenas y sobre
todo echarle mucha imaginación. Primero se crea el andamiaje y luego se añaden
matices y se experimenta todo lo que se quiera hasta encontrar el punto justo
de la carcajada. La sorpresa viene muy bien, darle al lector o al espectador lo
que no se espera es conseguir que al menos abra la boca. De ahí a la carcajada
basta un empujoncito.
El andamiaje es
elemental como la vida misma. Se juega con los defectos físicos o de carácter
del personaje o los personajes, se busca la crítica social poniendo patas
arriba los convencionalismos y se coloca al personaje en una situación que nos
permita jugar con él hasta la crueldad, porque el humor y sobre todo el gag es
cruel, sádico. Si nos compadecemos de nuestros personajes acabaremos en una
comedia rosa como mucho pero no llegaremos a ser nunca maestros del gag.
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