domingo, 27 de febrero de 2011

EL GAG






NOTA: Les hablo del gag en el archivo correspondiente dedicado a las formas, géneros, subgéneros y demás categorías en el humor. Este es el primer ejemplo de gag del viejo Hotel.

Enviado: 28/04/2004 21:17
Pensando en la manera más rápida y eficaz de despertar a Brunelli, a Matilde se le ocurre encender el televisor, poniendo al máximo el volumen. Observa que Olegario se ha aferrado de tal forma al mando con sus manos, muy próximas a la boca, como si estuviera roncándole con el mismo cariño que un dragón pondría en cantarle una nana a su tesoro.

Con gran esfuerzo, dando fuertes tirones, consigue hacerse con él y comienza a tocar teclas con el nerviosismo de una principiante. Curiosamente, son casualidades que en la vida sólo se repiten una vez, en el canal ATV están programando un spot de Ronquinol, el nuevo medicamento de moda.

Sobre un lecho con dosel vemos a un actor que hace de marido y al que nada envidiaría Brunelli. Incluso ronca al mismo volumen y ritmo que nuestro amado protagonista. Su mujercita, tan paciente como el mismísimo Job, pone la cabezota de su amor en su suave regazo e intenta colarle un vaso de agua, donde acaba de diluir un comprimido efervescente, por su tráquea de saxofón ronco.

La voz de bajo verdiano del locutor, con una seriedad en la que puede apreciarse el apuro que están pasando mientras intenta contener la carcajada, recita el sublime parrafito que le ha costado al publicitario una semana de duro trabajo:

Ronquinol, la tecnología más avanzada de Farmaceúticos Globalizados, se pone a su servicio, señora. Por primera vez tiene a su alcance la solución total al problema que más matrimonios ha roto a lo largo de la historia, desde el homo cavernarius hasta el homo estresatus. Unas gotitas de Ronquinol y usted, señora, podrá dormir y soñar a pierna suelta en el pequeño rinconcito del lecho conyugal que le deje el ceporro de su marido.

Ronquinol, ahora y siempre. Por unas míseras moneditas de nada, la felicidad a su alcance.

Resulta de todo punto imposible describir el trio para tres voces y señora paciente que Matilde observa con el nerviosismo propio de quien necesita una solución y le dan un buen tostón. Los ronquidos que se oyen en la habitación semejan una fuga interminable que ni el propio Bach hubiera imaginado en sus mejores momentos de inspiración.

La voz del locutor está punteada por los roncadores de forma tal que parecen músicos profesionales afinando una orquesta. Matilde toma una pildorita azul para calmarse y le da de nuevo a la tecla, con cuidado, esta vez.

-¿Le molestan a usted los ronquidos de su pareja?.

En el canal Cosmolove un periodista del cuore interroga, con morbo contenido, a una despampanente señora que acaba de confesar haberse acostado con un conocido equipo de futbol al completo. Esto se deduce del contexto, porque Matilde no tiene las dotes de vidente que posee el narrador, a pesar de su empeño en mostrar sus dotes de pitonisa.

-No tienen tienen tiempo,ja,ja. No permito que los amantes se me duerman. Ja,ja.

Nuevo toque de tecla y nueva cadena. Esta vez Chanel two. La escena tiene lugar en la selva africana donde un leon ruge desaforadamente, tumbado sobre la alta hierba de la sabana, parece muy cansado, mientras observa a las hembras de su manada cazar la comida del dia.

Nuevo canal.

-Vellosín, el depilatorio masculino que gusta a las mujeres.

Una larga fila de piernas depiladas de hombres y mujeres. Se advierte fácilmente las que corresponden a mujeres, por el bello diseño que la naturaleza ha empleado en su obra maestra. El locutor se emperra en convencer a la audiencia de que ni el más avezado podrá distinguir unas de otras, pero es un empeño patético, porque se ve a la legua la distorsión geométrica y la chapuza del diseño masculino.

Matilde se toma otra pildorita, esta vez roja, para animarse un poco.

Continuará.

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